Si bien los berrinches o las rabietas de los niños pequeños son comunes, no son la cosa más fácil de manejar para los padres y cuidadores. Una vez empieza una rabieta, es difícil detenerla. Y a veces parece que es una tarea casi imposible el entender qué la generó.
Afortunadamente, algunas de las rabietas pueden ser prevenidas. Cuando tu niño pequeño tiene sus necesidades básicas suplidas los límites claros y se siente, aunque sea un poco bajo control, la cantidad de rabietas que tenga pueden disminuir.
Prevenir las rabietas
Verdad: Nunca podrás prevenir el 100% de las rabietas de tu niño. Habrá días que se levante de mal humor o no sintiéndose bien, haciendo más retador que lo calmes y o prevenir que las emociones grandes se apoderen de él.
Sin embargo, estos consejos pueden ayudarte a prevenir al menos algunas rabietas:
Asegúrate de que tienes todas las bases cubiertas.
Cuando tu niño tiene hambre, está cansado o se siente solitario, es más probable que haga una rabieta para mostrar que necesita algo, especialmente si aún no tiene las suficientes habilidades lingüísticas. Darle bocadillos, dejarlo hacer la siesta y consentirlo bastante durante el día, le ayudará a sentirse amado y cómodo, y hará menos probable que se comporte mal.
Vuelve a prueba de bebés las áreas y elementos que sean prohibidos
Todos los niños necesitan limites, pero los niños pequeños con frecuencia necesitan más límites que los niños más grandes para su seguridad y bienestar. Es necesario imponer límites claros desde la infancia y también por seguridad, pero las restricciones pueden prevenir la necesidad de un constante redireccionamiento y disciplina.
Volver tu hogar a prueba de bebés es una manera excelente de asegurar que tu pequeño este lejos de áreas peligrosas, como las escaleras que llevan al sótano, o de elementos con los que no debe jugar como las tomas de la luz. Rejas, cerraduras de armarios y cubiertas para enchufes mantienen a las pequeñas manitas lejos de artículos peligrosos y previene una inevitable rabieta que puede venir con decir “¡No!” otra vez.
Dale opciones.
Cuando se trata de cosas que está bien que tu niño haga o use, considera la posibilidad de darle opciones, para que tenga algo de control. Podrías dejarlo escoger para el almuerzo entre un sándwich o pollo con arroz, o dejarlo escoger su ropa cada día. Hacer esto le muestra que sus opiniones son igual de válidas a las tuyas y puede ayudar a evitar la lucha de poder que causan las rabietas.
Trata de conservar las rutinas.
Los bebés y niños pequeños desean consistencia en sus rutinas. Esto les ayuda a anticipar lo que va a suceder. Si mantienes a tu niño dentro de la misma rutina para levantarse, comer, tomar la siesta e irse a dormir, le estas dando confort y seguridad.
Sin embargo, cosas inesperadas suceden. Por ejemplo, puede que surja una ida al supermercado que tu pequeño no estaba esperando. Si surge algo a último momento, trata de darle tiempo para que se acomode al cambio. Avísale con 15 o 30 minutos de anticipación lo que deben hacer y cómo le ayudarás para alistarse para lo que va a suceder.
Ayúdalo a entender sus emociones.
Las emociones son bastante confusas para los niños pequeños puesto que las sienten, pero no necesariamente entienden que está pasando. Entender las emociones es un primer paso para poder manejarlas mejor en vez de hacer una rabieta al sentirse abrumado. Los padres y cuidadores pueden jugar un rol significativo en la manera como el niño entiende y reacciona a sus emociones.
Cuando tu niño se esté sintiendo de cierta manera, reacciona de manera adecuada y usa palabras para explicarlo. Por ejemplo, puede que tu pequeño empiece a llorar porque estas lavando su manta favorita y no podrá usarla para la siesta. Podrías darle un abrazo y decirle. “Veo que estas triste porque no tienes tu manta. Yo sé que te encanta abrazarla. Qué tal si escoges otra para usarla por ahora y yo me aseguro de que la que te gusta más esté lista cuando te despiertes.”
El que le muestres interés y le pongas palabras a los sentimientos puede ser justo lo que necesita para que se calme antes de que sus emociones se intensifiquen.
No hay una manera infalible para evitar las rabietas, especialmente cuando tu niño está enfermo, cansado o lleno de emociones, pero suplir su necesidad de confort y seguridad usualmente ayuda a disipar lo que podría ser una situación difícil. Después, aprende cómo detener una rabieta cuando ya se ha desencadenado.